El tiempo es algo que no podemos congelar, pero podemos congelar aquellos momentos que se fugan de nuestras manos,
crear un recuerdo de aquella sonrisa de la mujer que hemos amado, las huellas de nuestros pasos en aquel jardín,
aquel haz de luz que cae sobre el rostro y refleja sentimientos, un niño que se acerca y coloca su cabeza sobre la caja
para escuchar el sonido del mar, el primer baile que marcara toda una vida, aquel fuerte abrazo que fusiona almas,
ya que no importa cuanto tiempo pase, el recuerdo es lo único que queda.
Carla y Eve, ellos son el ejemplo de todas esas cosas que me encanta recordar, aquel registro que quedara marcado
en mi corazón, una pareja encantadora que demuestran ser reales, fue un placer el acompañarlos hacia aquella
aventura en búsqueda de esos spots mágicos, lugares improvisados, risas espontaneas, aquel elixir lleno de tequila,
vaya que fue divertido, gracias por confiar en sus corazones.