Alguna vez creí en el secreto de las luciérnagas, se decía que ocultaban una luz que solo aquellos de noble corazón podían observar,
día tras día espere a que aquel momento pasara entre mis pupilas, acampe entre los bosques y solo me encontré conmigo mismo,
apunto de abandonar toda esperanza, llegaron ellos, mostrándose tal y como son, llenos de ese fragmento de alma que se
desprende para formar una sola, aprendí que la luz que buscaba la tenemos todos, en alguna parte de nuestro ser.
“No volveré a estar solo”