Nuestro destino de viaje nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas, mantenerse en movimiento ese es el secreto, cada paso nos lleva a una nueva aventura, esta vez el destino fue Chicago, una clásica ciudad que nos acogió con su singular alegría.
Es la primera vez que realizo un viaje fuera de mi país con personas que siempre han estado conmigo, que me han apoyado, con quienes he crecido toda una vida y aprendido miles de cosas, mi hermano Martin y mi primo Fernando, estoy súper agradecido por haber pasado esta experiencia junto a ellos, una experiencia llena de aprendizajes y buena vibra, en adicional tuvimos un invitado especial en esta aventura, Absalón, quien se nos unió un día después de nuestra llegada.
Explorar este lugar causo en mí una sensación en particular, cada rincón tiene un potencial que te llena de una gran energía de inspiración, esa energía que te provoca seguir explorando, sitos que fueron construidos para sorprender cualquier ojo humano, tuvimos la fortuna de visitar esta ciudad en una de sus épocas más coloridas y agradables del año, otoño, una época en la cual los paisajes se llenan de una atmosfera mágica, una combinación entre rojos, naranjas, amarillos y verdes tan vividos e intensos que aluden a una experiencia surrealista.
Nos vimos envueltos en la cultura que esta ciudad nos podía ofrecer así que decidimos visitar los principales museos, en los cuales se manifestaron diversas experiencias, donde descubrimos más acerca de nuestro pasado, el legado de conocimientos que ha dejado la humanidad, darse cuenta de que tan solo somos una mínima parte de la inmensa biodiversidad que existe en nuestro planeta, además de ver la evolución que ha tenido la humanidad en sus distintas expresiones artísticas, donde pude percatarme que no hay nada nuevo debajo del sol, así que nos vemos sometidos a la necesidad de crear interpretaciones subjetivas ilimitadas, donde nuestro potencial creativo se ve forzado a desarrollar nuevos procesos de exploración, donde cada persona deja impregnada su esencia, dándole un valor único a la obra ante una suma de una o varias ideas previamente ya realizadas.